EL QUIPUS Y
Era primero de mayo del 2001 me dirigía a un
pueblo muy lejano llamado Pampas pertenece al departamento de Huancavelica
Perú, iba a realizar mi servicio rural urbano marginal (serum), a un puesto de
salud que estaba cerca de la plazuela del pueblo; contábamos con muchos
profesionales como: médicos, enfermeras, radióloga, odontólogo y yo que soy
Obstetriz.
Recién había terminado la universidad, tenia
toda las ganas de trabajar era una alegría mezclado con miedo sin contar el
frió que caracterizaba a esta zona de la sierra.
Cuando me iba
acercando al pueblo en el único bus que subía, soñaba que los pobladores
me esperarían con banda de músicos andinos, como contaban colegas que
pasaron por aquí años atrás, cuando
llegue al pueblo mire por la ventana del bus, podría describir un lugar rural
lleno de vegetación como si estuviese viendo una pintura rupestre, a mi alrededor habían muchos valles, praderas
¡oh Dios que hermoso lugar¡ buscaba a la gente que en mi pensamiento me estaban
esperando, miraba a un lado y al otro pero me di con la sorpresa que el único
que estaba y me dio la bienvenida fue el ladrido de un perro, el pobre estaba
hueso y pellejo; el bus me dejo cerca del centro salud; baje me llamo la
atención la pared de la parte de afuera del centro, me la quede mirando pude
ver la pintura de una madre amamantado a su bebe con una obstetra a su costado,
pero el rostro de la obstetriz estaba borrado y pensé quien habría echo
tremenda travesura, respire hondo casi como un suspiro por fin me anime a entrar, encontré a la
enfermera una mujer de unos 40 años me miro y me dijo:¡me llamo Vilma¡
saludándome con un beso en la mejilla, ella era alta de tez blanca, con una
mirada angelical; yo Camila ¡que alegría encontrar una cara amiga¡, ella se
sonrió y me dijo ¡que gusto conocerte¡, ahora vamos donde el jefe que te esta
esperando; pude ver de lejos al medico jefe era un hombre un poco grueso de
cabello negro con lentes de medidas, tenia cara de pocos amigos, estaba reunido
parecía que hablaba con gente importante; apenas me miro no salio de su boca un
saludo, Vilma entro en su oficina le hablo en el oído y el medico jefe dijo que
se prepare que se va de circuito, ¿Qué es un circuito? me pregunte en voz baja.
en cuanto Vilma salió del consultorio le
pregunte que quería decir eso, me explico que era algo parecido a un campamento medico; ahí
realizaban visitas a pueblos lejanos, donde no habían centros de salud ni nadie
quien pudiera atender la salud de los pobladores, normalmente se realizaban
chequeos médicos, podíamos estar de una a tres semanas; luego Vilma me llevo a
conocer a los demás veía como la enfermera serumista una chica joven de unos 23
años, Tez oscura, cabello negro y una mirada de preocupación; preparaba una
mochila enorme me miro y me dijo; soy Amelia me dio una sonrisa forzada, muy
cerca de ella estaba el medico serum era un hombre pequeño parecía muy
delicado, se sonrió me dio la mano y me dijo te estábamos esperando mi nombre
es Roberto, mas allá estaba el odontólogo era un hombre ya mayor de unos 40
años muy delgado, tenia la manía de tocarse la nariz me dijo soy Francisco,
mientras se aseguraba el pasador de sus zapatos; yo veía como todos ellos preparaban su bolso para salir,
me miraban me hacían bromas y comentarios sin sentidos como; ¡no vale desmayarse¡
o ¡vomitar por el camino¡ cosas así, en ese momento se acerco la enfermera
Vilma me dio una mochila y mientras me arreglaba el cuello de la chaqueta me
decía ten mucho cuidado, no te fíes de los chicos son un poco bromistas y
alocados; prepárate lleva mucha ropa,
abrigo, comida para el camino y todo tu instrumental de parto para que atiendas a las mujeres de los
pueblos.
Mientras acababa de alistar mi ropa y todo lo
que necesitaría, entro Amelia al consultorio diciendo ya estamos saliendo
Camila apresúrate, si no llegaremos de
noche y eso no nos conviene, deje mis maletas en el cambiador de ropa de
mujeres, me coloque la mochila, salimos del centro medico de lejos me despedí
de Vilma; poco a poco íbamos entrando por un camino muy angosto y empinado; los
chicos me miraron y me dijeron ahora empieza lo bueno Camila; cuando empecé a
subir las montañas cada vez mas y mas alto sentía que me faltaba el aire por la
altura, Amelia la enfermera serum decía,
así es al inicio Camila ya te iras acostumbrando; yo llevaba unas zapatillas
poco aptas para este tipo de caminatas, me resbalaba mucho y emocionalmente no
estaba preparada para esto; el medico serum y el
odontólogo caminaban muy rápido se adelantaron, decían
que así se cansaban menos, nos quedamos atrás la enfermera y yo, ella me
contaba lo duro que era ir a los pueblos a realizar el servicio rural que los
pacientes eran muy exigentes, cuando en eso escuchamos como se estremecía el
suelo por el taconeo de un animal, pensé que era un caballo que estaba
cabalgando; cuando volteo a mirar era un toro de color negro, ojos rojos
presentaba furia; se venia embalado como
si fuera un rayo, Amelia la enfermera serumista que iba delante corrió, yo
detrás de ella, solo pensaba como esquivarlo o como me ayudaría el tener la
mochila en la espalda, me veía atravesada por
sus cuernos; ¡oh dios¡ exclame eso no me puede estar pasando, cuando
mire buscando donde esconderme, me di cuenta que no había a donde huir solo
siguiendo el camino ya que a la derecha había una montaña lleno de plantas espinosa,
por el lado izquierdo una pradera
inclinada hacia abajo que finalizaba en un rió, corríamos desesperadamente,
Amelia decía ¡corre Camila¡ no pares, hasta que un hombre apareció de la nada
le hizo un sonido con la boca y lo obligo a parar, mi corazón latía tan rápido
parecía que se saldría por la boca, llorando me senté en medio del camino
pensando que esto no incluía en mi experiencia como obstetriz y en voz baja
decía, porque no hice caso a mi familia que me aconsejaba quedarme en la ciudad
de Lima; Amelia me miraba y me decía a eso me refería Camila cuando te decía
que la vida era dura en este lugar, ¡vamos¡ ¡levántate¡ me dijo ofreciéndome su
mano como ayuda, continuamos subiendo por el camino angosto después de estar
andando por mas de 2 horas, un hombre que venia a nuestro encuentro con un
burro dándole con un látigo en el lomo, paso de manera imprudente nosotras nos
hicimos a un lado, en eso el burro rebuzno y como un reflejo por nuestra
presencia pateo, retrocedimos lo dejamos pasar yo dije muy enfadada a la enfermera
Amelia, ¿que pasa aquí no respetan a nadie?; Amelia respondió que para ellos nadie era mas
importante que sus animales.
hola amigos de todo el mundo esta es la vida de una obstetriz en los andes del peru te provoca leerlo
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